El fraude de escritura en EE. UU. está en aumento debido al uso de IA, afectando propiedades de todos los valores y generando pérdidas multimillonarias, lo que resalta la necesidad de mejorar la verificación de identidad en registros. Artículo publicado en businessinsider.es y recomendado por Digital Skills Institute el 5 de mayo de 2025.
En los últimos tiempos, ha emergido una preocupante tendencia en el ámbito inmobiliario de Estados Unidos: el uso de tecnologías avanzadas para perpetrar fraudes de escritura. Este fenómeno se ha facilitado con la introducción de herramientas de inteligencia artificial, que permiten a los estafadores falsificar documentos legales y transferir la titularidad de propiedades a su nombre sin el consentimiento de los propietarios legítimos. La problemática no es exclusiva de residencias medianas, sino que también afecta a mansiones de lujo.
Un caso especialmente llamativo es el de Spelling Manor, una impresionante propiedad en Los Ángeles valorada en 137,5 millones de dólares. Su dueño se encuentra en una situación legal compleja, pues no puede proceder a la venta de la misma debido a un fraude de escritura perpetrado por individuos que se presentan como los propietarios reales. Este tipo de fraude ha captado la atención debido a su escala y al impacto económico que puede tener en el mercado de bienes raíces, generando incertidumbre tanto entre compradores potenciales como entre los actuales propietarios.
El problema de fraude de escritura no se limita a las grandes ciudades o a propiedades de elevado valor. De hecho, afecta también a propietarios de viviendas más modestas en todo el territorio estadounidense. De acuerdo con un estudio de la American Land Title Association y NDP Analytics, un significativo número de agencias de seguros de títulos han reportado intentos de fraude por suplantación de vendedor. Este delito involucra la falsificación de la identidad del propietario con la intención de vender la propiedad, una táctica que ha demostrado ser bastante común en el último año.
El daño financiero hecho por el fraude de escritura es considerable. El Centro de Quejas de Delitos en Internet del FBI ha registrado miles de quejas relacionadas con el sector inmobiliario, que resultaron en pérdidas multimillonarias en 2023. El impacto de estos delitos subraya la urgente necesidad de revisar los procedimientos actuales de verificación de identidad en las oficinas de registro para prevenir casos futuros.
En el marco de solucionar este problema, expertos como Tyler Adams, CEO de CertifID, sugieren que mejorar la verificación de identidad en el proceso de registro de escrituras es crucial. Proponen implementar sistemas más robustos en los que las oficinas de registro validen cuidadosamente la identidad de las personas que presentan documentos de titularidad. Actualmente, las oficinas de registro funcionan de manera similar a bibliotecas de documentos, donde no se verifica la autenticidad de cada presentación.
La situación de fraude afecta también a propiedades con gran valor histórico y emocional, como la mansión Graceland de Elvis Presley. En un reciente caso, una empresa reclamó ser dueña de Graceland, lo que llevó a un litigio concluido a favor de Riley Keough, nieta de Presley. Este incidente subraya la versatilidad de los delincuentes para tomar posesión de propiedades reconocidas mediante documentos fraudulentos.
No obstante los desafíos, se está incrementando la conciencia pública en torno al fraude de escritura, lo cual podría motivar acciones preventivas tanto a nivel individual como institucional. William Gordon, un propietario en Arizona, es un claro ejemplo del impacto que puede tener el fraude de escritura. Su caso revela cómo su tierra fue vendida sin su conocimiento simplemente cambiando el estado en los registros. Aunque logró recuperar su parcela, la experiencia puso de manifiesto la falta de verificaciones adecuadas actualmente en práctica.
Estos sucesos sirven como advertencia para todos los propietarios, sin importar la magnitud de sus posesiones. Insta a una revisión crítica de las prácticas actuales y a un enfoque más proactivo en la protección de los derechos de propiedad. La introducción de nuevas tecnologías debe ir acompañada de estrategias de seguridad que garanticen que estos avances trabajen a favor de la integridad del mercado inmobiliario y no sean herramientas para su explotación indebida.