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David López, psiquiatra: “Quizá te vendría mejor un grupo de amigos que un antidepresivo”

El libro "Hablemos de los psicofármacos" de David López aborda el uso de estos medicamentos, destacando la necesidad de un enfoque equilibrado y el papel crucial de la educación y el tratamiento complementario. Artículo publicado en elpais.com y recomendado por Digital Skills Institute el 12 de mayo de 2025.

El mundo de los psicofármacos es uno de los temas más actuales y debatidos dentro del campo de la salud mental. El psiquiatra David López Gómez aborda esta complicada cuestión en su libro "Hablemos de los psicofármacos", en el que proporciona un repaso tanto a las posibilidades como a los riesgos asociados al uso de estos medicamentos. A medida que el uso de antidepresivos y ansiolíticos ha aumentado globalmente, la discusión sobre su necesidad, sus potenciales beneficios y sus peligros se ha vuelto cada vez más importante. En países como España y México, ha habido un incremento notable en su consumo, señalizando una dependencia creciente hacia estas soluciones farmacológicas.

Uno de los aspectos más complejos del uso de psicofármacos es la polarización que genera. Existen defensores y detractores de estas medicinas que, en ocasiones, las consideran una solución infalible o un riesgo para la salud individual y social. David López pone énfasis en la necesidad de un enfoque balanceado: ni todos los problemas se pueden resolver con psicofármacos, ni es razonable demonizarlos por completo. La clave radica en comprender las limitaciones y alcances de estos medicamentos y en utilizarlos con conocimiento de causa.

Los psicofármacos deben utilizarse para tratar síntomas específicos y por un periodo determinado. La psiquiatría contemporánea se enfrenta a la presión de tiempo y recursos, lo que a veces conduce a la prescripción excesiva. López ejemplifica esta situación comparándola con otras especialidades médicas donde se emplean tratamientos empíricos antes de realizar un diagnóstico más completo. Si a un paciente le lleva meses, e incluso años, obtener terapia, un antidepresivo puede ser la opción más inmediata a pesar de que, a largo plazo, un cambio en el entorno personal —como tener un grupo de amigos o un nuevo empleo— podría ser más beneficioso.

Las benzodiazepinas, un tipo de ansiolítico ampliamente usado, presentan un caso particular. Tienen una eficacia inmediata en el alivio de síntomas de ansiedad e insomnio, pero también están vinculadas a la adicción y a accidentes por la disminución de reflejos. Su uso indiscriminado, a menudo facilitado por la accesibilidad de la receta electrónica, lleva a la acumulación en los hogares y al abuso. Es aquí donde las políticas de uso responsable, junto a una conciencia pública más desarrollada sobre los riesgos y beneficios, juegan un papel crucial.

La administración de psicofármacos también tiene un componente social y de percepción pública significativo. Existe el estigma alrededor del reconocimiento de una enfermedad mental, que puede ser intensificado por la idea de que tomar un medicamento implica una aceptación de dicha condición. Sin embargo, como se argumenta en el libro, no tratar adecuadamente condiciones como la depresión, especialmente de manera temprana, incrementa la probabilidad de que se cronifiquen.

Finalmente, el libro subraya la importancia de complementar los psicofármacos con otras formas de tratamiento, como la psicoterapia, para abordar tanto los síntomas como las causas subyacentes de los trastornos mentales. Es crucial que los profesionales de la psiquiatría, junto con los sistemas de salud, trabajen para encontrar un equilibrio entre la facilidad de acceso a estos fármacos y la oferta de tratamientos alternativos. La educación sobre su uso adecuado, un aumento en los recursos disponibles y una mejor estructura en la atención primaria son pasos necesarios hacia una gestión más eficaz y ética del tratamiento de la salud mental.

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