El artículo explica la importancia de que los CEO y sus comités ejecutivos se centren en decisiones estratégicas en lugar de involucrarse en decisiones tácticas y operacionales. Los CEO deben definir cómo competir y qué dirección tomar en la empresa, teniendo en cuenta la evolución pasada y las tendencias futuras de clientes, proveedores, consumidores y competidores. Los planes de negocio deben estar alineados con las decisiones estratégicas y los mandos intermedios deben ejecutar las decisiones tácticas de la mejor manera. La confusión de las decisiones estratégicas con tácticas y operativas limita el aprendizaje del talento. Artículo publicado en cincodias.elpais.com y recomendado por Digital Skills Institute el 10 de mayo de 2023.
En el mundo empresarial, una estrategia es la forma en que una empresa compite, creando valor en un mercado y busca generar ventajas competitivas difíciles de copiar y que deben defenderse. Las decisiones estratégicas son las más importantes en una empresa, pero muchos CEO y sus comités ejecutivos se involucran en las decisiones tácticas y operacionales. Las decisiones estratégicas son las que marca la alta dirección, mientras que las tácticas y operacionales deben ser del conocimiento de los mandos intermedios.
Es necesario clarificar en cada organización qué actividades giran alrededor de la definición estratégica, cuáles de la creación de planes (táctica) y qué otras de su ejecución (operaciones). El CEO debe marcar cómo se va a competir y en qué debe centrarse la empresa, analizando también, la evolución pasada y predecir tendencias futuras de sus clientes, proveedores, consumidores y competidores. A partir de ahí, se pueden tomar decisiones en alineación con la misión de la empresa y su manera de competir.
Por ejemplo, una cadena de charcuterías evaluará las nuevas tendencias de consumo, el surtido existente en la gran distribución, así como sus competidores y otros proveedores, para decidir qué vectores pueden aportar crecimiento a la empresa: nuevos surtidos con platos precocinados para adaptarse a las nuevas realidades de hogares unipersonales, con menor propensión a pasar tiempo en la cocina; productos de calidad preparados de forma tradicional, la entrada en nuevos canales como el servicio a pequeños hoteles que se construyen sin cocina y quieren ofrecer comida preparada como un servicio extra; explorar la venta por internet como nuevo canal a través de un portal propio de venta; o la expansión geográfica en nuevas ciudades, provincias o países.
La creación de planes de negocio alineados con las decisiones estratégicas es el siguiente paso y corresponde a los mandos intermedios, quienes ejecutan las decisiones tácticas. Estas decisiones persiguen ejecutar de la mejor manera la estrategia marcada, determinando qué clientes priorizar, cómo ajustar los precios, qué objetivos fijar para el siguiente año, cómo establecer el nivel de presión promocional, etc.
Por último, las decisiones operativas buscan llevar a la práctica los planes marcados en el segundo nivel. La alta dirección confunde muchas veces las decisiones estratégicas con las tácticas y operativas, lo que puede limitar el aprendizaje del talento. En las empresas familiares, el micromanagement, o dirección excesivamente controladora, es más habitual. La primera generación crea la empresa y debe estar encima de todos los detalles, pero las siguientes generaciones deben aprender a adaptar el estilo de dirección a las nuevas necesidades generadas por la extensión del negocio.
En momentos de incertidumbre necesitamos capitanes de barco que no dejen el puente de mando para realizar labores que no les corresponden. El CEO y su comité ejecutivo deberán analizar la tormenta con los oficiales y gobernar la nave, devolviendo la estrategia al sitio que se merece. La solución no puede ser tomar la responsabilidad de los equipos y hacer su trabajo, sino dotar a la empresa de talento es un rol de la alta dirección.