En 1980, Apple decidió reemplazar máquinas de escribir con sus ordenadores Apple II, simbolizando su compromiso con la innovación y calidad, utilizando "dogfooding" para mejorar productos y empatizar con usuarios. Resumen del artículo publicado en estrategiadeproducto.com y recomendado por Digital Skills Institute el 23 de abril de 2025.
En febrero de 1980, Apple tomó una decisión clave bajo la dirección de su CEO, Mike Scott, al reemplazar las máquinas de escribir por sus ordenadores Apple II. Esta gran transición fue más que un cambio logístico; representó un compromiso con la innovación y un deseo de posicionarse firmemente en el sector tecnológico. Esta estrategia estaba alineada con la filosofía del "dogfooding", término que se popularizó en la década de 1970 y que implica que las empresas usen sus propios productos para evaluarlos en situaciones de uso real.
Steve Jobs era un firme defensor de esta práctica, pues creía que al utilizar sus propios productos, los desarrolladores pueden comprender mejor las necesidades de los usuarios, lo que permite identificar problemas y áreas de mejora más fácilmente. La experiencia directa con el producto ayuda a resolver inconvenientes desde sus orígenes y fomenta un desarrollo más empático y orientado al cliente.
El "dogfooding" ofrece varios beneficios tácticos. Uno de los más significativos es el fomento de la empatía hacia los clientes, ya que al experimentar frustraciones similares, las empresas pueden ajustar sus ofertas para mejorar la experiencia del usuario. Esto no solo optimiza la usabilidad, sino que también asegura que los productos estén debidamente preparados para su lanzamiento al público, minimizando sorpresas negativas.
Además, las interacciones cotidianas con el producto pueden dar pie a nuevas ideas y características que elevan su valor en el mercado. Las sugerencias fruto de una inmersión real en el uso del producto son valiosas durante el ciclo de desarrollo. También, el "dogfooding" promueve la credibilidad interna, ya que empleados que usan y valoran el producto se convierten en defensores comprometidos, lo que es crucial para el éxito en marketing tanto interno como externo.