La "nube" sustenta actividades digitales pero depende de centros de datos que consumen mucha energía, impactando el medio ambiente. Ciertas optimizaciones podrían reducir su huella de carbono considerablemente. Resumen del artículo publicado en mitpress.mit.edu y recomendado por Digital Skills Institute el 26 de mayo de 2025.
La nube, esencial en nuestras actividades digitales diarias, es más que un concepto abstracto; se sustenta en una infraestructura física compleja que tiene un notable impacto ambiental. Esta se compone de una vasta red de centros de datos repletos de servidores que almacenan y procesan información, todos los cuales requieren enormes cantidades de energía, sobre todo para el enfriamiento. Monserrate retrata el reto del calor generado por estos servidores, que, sin un sistema adecuado de refrigeración, puede interrumpir el funcionamiento de estos centros.
Los sistemas de refrigeración, como los CRAC y CRAH, son vitales y consumen grandes cantidades de electricidad, frecuentemente provenientes de fuentes contaminantes. Un ejemplo de ello es el "data center alley" en Virginia, que alberga un tráfico intenso de internet pero también tiene una significativa huella de carbono debido a su dependencia energética. A pesar de que algunas grandes empresas que operan en la nube han comenzado a adoptar energías renovables, muchos centros de datos más pequeños no tienen los recursos para hacer lo mismo y continúan utilizando instalaciones obsoletas y energía menos sostenible.
Monserrate sugiere que una transición a centros de datos de "hiperescala", más grandes y eficientes, podría reducir el uso energético global en un 25%. Sin embargo, la falta de regulaciones y incentivos claros impide que muchas empresas experimenten esta transformación. La comparación de la huella de carbono de la nube con la de la industria aérea resalta la gravedad del problema, ya que un solo centro de datos puede consumir la energía de 50,000 hogares.
Así, la historia de la nube también es una cuestión ambiental, destacando la urgencia de innovaciones, regulaciones adecuadas y un compromiso sincero con la sostenibilidad para equilibrar la funcionalidad del mundo digital y nuestra responsabilidad hacia el medio ambiente.